Mucho antes de que Pixar imaginara siquiera la superproducción-plagio de animación de la hormiga azul y los siete magníficos, un grupo de dibujantes españoles ya había parido la que seguramente es la revista de cómics más peculiar que se ha editado nunca en nuestro país, Mongolia.
1986, por el culo te la hinco
Corría el año 1986, el hombre acababa de poner el pie en Saturno, Marco Antonio correteaba tras las faldas de Cleopatra y la Editorial Bruguera dejaba en la calle a todos aquellos dibujantes, guionistas y colaboradores que con tanto éxito había exprimido durante la llamada "Era Bruguera". A lo largo de los años se había procurado la apropiación de los derechos de los personajes creados por los autores y los había vendido a precio de saldo al Grupo Z, quien no dudó en cancelar de un plumazo colecciones con décadas de historia y vampirizar su fondo editorial. Pero vamos a dejar de un lado el tema, que me pone de muy mala leche y aquí hemos venido a derreír.
La cuestión es que la generación de oro de la historieta española se veía condenada a la miseria por culpa de prácticas caciquistas y tuvieron que empezar de nuevo a buscarse la vida. Grijalbo se avanza y sale a la busca y captura de los icónicos Ibáñez, Raf, Escobar… y logra editar una revista tan buena como "Guai!" , de la que hablaremos un día de éstos, si el tiempo lo permite y la autoridad me cobija una buena sombra.
Era el momento de ocupar el vacío que quedaba en un mercado monopolizado casi en exclusiva por Bruguera, y empezaron a surgir iniciativas como la mencionada "Guai!"; un nuevo "TBO" bastante rancio, que se salvaba por Gotlib, Sempere, Ramis, y poco más; y un proyecto curioso llamado "Garibolo", con Ramón Casanyes (uno de los mejores clones de Ibáñez) y Manuel Vázquez a la cabeza y algunos primeras espadas de Bruguera detrás (Miguel y Cos, Gosse y Jaume Rovira). Si no te suena ninguno de estos nombres o naciste después del Naranjito o no tuviste infancia.
Quiero tomar lo mismo que se tomaron ellos
De manera paralela, la misma editorial, "Compañía General de Ediciones" lanza el primer número "Bichos", otra revista de cómics infantil-juvenil… con la peculiaridad de que todos sus personajes eran monstruos, insectos o cosas raras en general.
He aquí un proyecto arriesgado de verdad y no la Biblioteca Marvel de Howard el Pato. Por cierto, lo del póster del Grupo X no es ninguna guarrada, que tenéis la mente sucia y esto no es el de Jotacé
Parece mentira que algo así viera la luz, ¿verdad? Pues existió, no es un fallo de Matrix. En su primer número ya apuntaba maneras: personajes gamberros, muchas secciones dedicadas a enganchar al público y jóvenes valores a los lápices. Josep Maria Beá fue el que estuvo al cargo la primera docena de números (más tarde lo dejaría en manos de la editora de "Garibolo", Montserrat Vives).
Casi todas las historias iban firmadas por desconocidos y en realidad estaban protagonizadas por personajes del todo normales, sin ninguna característica monstruosa apreciable más que el físico. Vamos, que podrían haber sido personas corrientes y molientes y no habría pasado nada. Pero anda que no molaban. Un repaso rápido de los principales:
La envidia de los seguidores de los quince CSI. Haz clic aquí para verla a mayor tamaño.
La revista siempre empezaba con la Bichoteca, un muestrario de bichos más o menos divertido (y patillero) cuyo esquema repetiría Ramis con bastante éxito.
No sería el argumento más original de la historia, pero sigue siendo mejor que lo que hace Gaiman
Serpenman era un Superman con cuerpo de serpiente y brazos musculados. Ni más ni menos. Sus historias solían ser bastante chorras, incluso sosas, pero acababan resultando entretenidas porque tenía superpoderes. La verdad es que no era la mejor historieta de la revista, pero a mí me daba igual porque siempre había hostias. Acabó convirtiéndose en el emblema de la revista e incluso protagonizó historietas seriadas, supongo que con vistas a convertirlo en álbum. Aguantó hasta los últimos números, como un campeón.
Echo de menos un bocadillo que diga: "os jodéis"
Dino y Saurio eran unos trasuntos de Zipi y Zape que sacaban malas notas, que hacían travesuras y que se metían en líos, mientras un grillo con barretina que era su padre les esperaba en casa para echarles la bronca. Bastante rollo. El mismo autor dibujaba a veces Caperudrila, una caperucita con pintas de cocodrilo que estaba bastante mejor.
Algo de mala folla sí que tiene, el cabrito
Sustón era uno de mis favoritos. Trataba de un monstruo muy feo (en comparación con quién, me preguntaba, porque no es que el resto de personajes fueran mucho más guapos) al que le encantaba asustar a sus conciudadanos. De hecho, en la vida se le vio trabajar, así que supongo que tendría un sponsor o algo. Algo así como Acebes y la FAES. Jaime Martín (sin relación con el Miguel Ángel Martín, supongo) acabó hartándose de Sustón y creó a Trompón, cuya trompa y estornudos siempre provocaban hilarantes situaciones (qué asco de frase). Lástima que no dibujara un monstruo con un gran miembro viril, porque el nombre estaba cantao.
A veces los gases molestan que es una barbaridad
Trompetillo era el bicho verde que véis arriba, que tenía la puta manía de explotar cada tres minutos. No sé qué cogno de evolución natural justifica que alguien explote y se recomponga continuamente, ni como duerme, ni por qué narices no va a un bichicientífico a que le cure. Pero es así. Divertido de vez en cuando, soporífero la mayor parte de las veces.
¡Niños, no os acerquéis al Bichiduque de Feria!
Bicho's School estaba dibujada como los ángeles, con muchos personajes diferentes, pero con poquita gracia y situaciones cientos de veces vistas en Mortadelos y Zipizapes. El título lo dice todo: trataba de una clase de alumnos que eran… pues eso, bichos, no me haga repetir las cosas, Gutiérrez.
La Rana Aventurera acaba de encontrar la casa de verano de los Aznar
La Rana Aventurera y su fiel montura Dragoncio eran exploradores con bastante mala pata. Él era un Indiana Jones con ancas, afable y confiado. Drangoncio, por el contrario, era miedoso y un poco capullo. No sé bien por qué pero solían encontrarse con personajes bastante de cuento muy en la línea Willow: princesas, aldeas sometidas por un ser malvado, Val Kilmer… (éste último dato puede no ser verídico, es más, es bastante probable que me lo haya inventado)
Parecen unas pancartas graciosas, pero no son nada comparadas con las del Foro de la Familia
Los Grub tenían un nombre sospechosamente parecido al del famoso extraterrestre de Eduardo Mendoza, aunque fueron editados cinco años antes. Era la época de "V" y los marcianos invasores estaban de moda. Los Grub eran una raza guerrera con pintas ridículas (tener la piel Rosa Bertín -repetimos la broma- y una mascarilla de oxígeno en la cabeza no genera demasiado respeto) y fracasaban una y otra vez ante los inferiores humanos.
Creemos que no está hablando de Nuria Bermúdez
Coco Pocatela primero y "Big Bang" después (una típica space-opera con chulito, tía buena y rarito) fueron las creaciones de Miguel & Cos para "Bichos", aunque siempre tenían un personaje o una historieta de relleno para la ocasión, igual que Vázquez. Contaban con el mejor desfile de mostros de toda la revista, sin duda, y hasta acabaron serializando "Big Bang".
Vázquez tratando la homosexualidad (o no) en una revista para niños. Si esto no es un genio, que baje Dior y lo vea
Manolo (verídico) fue el personaje que el maestro Manuel Vázquez escogió para dar rienda suelta a sus chistes de absurdos y de caraduras marca de la casa. En cada número había una tira, una ilustración, una portada de Vázquez, uno de los mejores y más prolíficos autores de la historieta española de todos los tiempos. En aquel momento, tras la muerte de Bruguera, Vázquez dio cancha a sus historietas sobre el B i n g o, sobre el sexo y sobre lo que le apeteciera en múltiples publicaciones. Lo más light, que no lo peor, ni mucho menos, lo reservó para Manolo y para Gú-Gú, la historieta surrealista por excelencia y una de mis particulares debilidades, que también encontró hueco en "Bichos". Vázquez salvaba la revista en más de una ocasión y prácticamente todo lo suyo merece la pena. Si no tienes los "By Vázquez" que editó Glénat hace ya unos años, ya tardas en ir a comprarlos, gañán.
Bicho lo será tu madre
Si "Bichos" tenía una cosa que la hacía muy especial eran las 5 ó 6 páginas (de 36) que reservaban siempre para publicar cartas, dibujos, concursos… En "Tú también eres un Bicho" realizaban un fotomontaje con la cara de un lector, de lo más grande que te podía pasar entonces. ¡¡Imagináos vuestra cara en un bicho de Vázquez!! Estos niños no saben lo que tienen.
Tongo, eso es un Skrull por la gloria de mi madre. Haz clic
De todos modos, la mejor iniciativa de todas fue "La tira sin fiiiin", un concurso (del que se publicaban los ganadores un poco de uvas a peras) en el que se planteaban situaciones que tenían que acabar con un mostro que tenían que dibujar los lectores. Una idea genial, lástima que no tuviera continuidad en otras revistas. Por cierto, algunos de los dibujos iniciales parecen fusilados directamente de otros cómics y por la patilla.
Se jodió el inventoLa revista aguantó muy bien el tipo durante casi 30 números. A partir de ese momento, ya no era lo mismo. Los bailes de personajes, la supresión paulatina de las secciones de los lectores y encarecimiento progresivo del precio (pasó de 125 a 150 pesetas en menos de 40 números, casi como en los cómics de Norma) fueron destrozando el magnífico proyecto inicial. La calidad de las historias fue muy a peor, apenas tenían una pizca de la mala leche del principio, y "Bichos" acabó cerrando. Una lástima, porque como revista de cómics bizarra tiene pocas que le puedan hacer sombra.
El último número del que tengo constancia es el 37, con una portada lamentable del Inspector Gadget (qué no sé qué pinta aquí) y apenas 4 historias en el interior, más una de tiras. El resto es todo Gadget, en lo que debió ser un intento desesperado de aumentar las ventas. Era 1987 y ya quedaba atrás 1986, una época de quema de sostenes, de conciertos en el barro y de paz, amor y solidaridad. Llegaba el temible año 1988 con el malvado tigre
Portada del Maestro para esquivar la tentación de poner a Gadget.
Se retaparon mal los ejemplares sobrantes, desordenados y en ocasiones boca abajo, en lo que se llamó "Festival Bichos". Sin las portadas, mal encolados y con tapas nuevas, eso sí. Nunca sabes lo que te podías encontrar. Tengo en mis manos el "Festival Bichos 7" que contiene el 15, el 16 (del revés) y el 23. Como un Kinder Sorpresa, vamos. Riéte tú de la página fantasma del Superman / Batman.
Sea como fuere, siempre nos quedará París, o Cuenca, para el caso. Hace mucho que no se ven "Bichos" por las tiendas de segunda mano, pero si ves uno, no lo pises, dale 50 céntimos al caballero y llévate a casa un ejemplar de la revista que nunca existió.
Y aluego me lo vendes, pirata, que me faltan un montón todavía.
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